Corrían los años 60, en el barrio, las calles estaban de tierra y piedras, los niños jugaban con el barro que se producía con la lluvia y corrían felices con sus amigos por unas calles donde la recogida de basura se producía individualmente y el basurero hacía su duro trabajo una por una de las viviendas de la zona para depositar posteriormente los residuos en la carreta que tirada por caballos era el medio de transporte hasta el basurero municipal, debajo del cubo de basura, los vecinos dejaban unas monedas que recibía el basurero por realizar su trabajo.
Al caer la noche el sereno se encargaba de ir encendiendo una por una las luces que en los aleros de los tejados y sujetas por un grueso listón sobresalían para iluminar la calle.
Al caer la noche el sereno se encargaba de ir encendiendo una por una las luces que en los aleros de los tejados y sujetas por un grueso listón sobresalían para iluminar la calle.
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