viernes, 18 de febrero de 2011

CAPÍTULO II - AL CAER LA NOCHE

Una simple bombilla situada en cada esquina era toda la iluminación de la calle y su tenue luz producía en las sombras de la noche una sensación de soledad en las calles vacías. El barrio se caracterizaba por sus calles de casas de planta baja, donde las puertas permanecían siempre abiertas a todo vecino que quisiera cruzarlas. Los pobres tocaban a la puerta para pedir un pedazo de pan y la gente del barrio, gente humilde,  les ofrecían lo poco que tenían, un plato del guiso que humeante en la cocina llenaba toda la casa con su aroma, eran tiempos donde el corazón podía a la mente. Y en ese barrio, en una casa, a las seis de la tarde un 30 de septiembre se reunieron varias mujeres y niños, ellas les contaban: ¡mirad al cielo que dentro de poco llegará la cigüeña y hay que verla llegar!, los niños en la puerta miraban y gritaban ¡ ya viene ya viene! al ver a lo lejos un gran pájaro que revoloteaba por la zona; en la casa, todos esperaban el desenlace y no se hizo de esperar, y ahí llegué yo a este mundo para empezar un camino hacia mi "LIBERTAD".

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